Tengo unos post en la bandeja de entrada listo para salir, pero hoy como comercial de café, decidí darme una pausa y escribir esta nota clamando al cielo por un poco de criterio para algunas personas. Me enteré hoy que alguien muy espcial para mi, un caballero doblemente Caballero había fallecido hace muy poco luego de haber vivido solamente 98 primaveras.
La familia conmocionada realizo las coordinaciones con las personas y las empresas debidas y grande fue la sorpesa familiar cuando ni al velorio ni al entierro llegaron los esperados; pero en ese momento, no hay tiempo para ocuparse de esas cosas. solo estás tu y tu dolor, pero ¿que pasa cuando por un(a) descriteriado(a) pasas el susto de tu vida? Recién había pasado un día del entierro del caballero doblemente Caballero y la familia estaba tratando de recuperarse cuando llegó a la casa una corona sin identificación; los deudos, aún en schock, no sabían como manejar el asunto y optaron por rechazar el arreglo. Por que claro está, si ya no tienes a tu muerto contigo ¿que diablos se hace uno con una corona en medio de tu sala? - Primera falta grave de criterio.
Otro día mas pasó, y la familia aún con su pesar tuvo que aguantar la llamada del descriteriado(a) remitente encargado(a) el cual exigía saber la razón por la cúal la dolida familia no había aceptado la corona si tan sólo había pasado un día. Obviamente no le importaba que ya no hubiera muerto a quien honrar, sino que me imagino sólo salvar su pellejo. - Segunda falta de criterio.
La imagen no deja de ser tragicómica para un burlón, pero hay que pensar que para otros puede resultar doblemente ofensivo. A mi la ira me consumió por unos minutos, hasta que decidí escribir y pensar que me hubiera comentado el caballero doblemente Caballero y entonces fue que me acordé de nuestras conversas, nuestra torta hindú y sobretodo las risas. Así que estoy segura que definitivamente nos hubiéramos divertido contando esta historia.
Mi querido caballero doblemente Caballero, nos veremos pronto prontito.
Nory
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