No entiendo aún porque algunos afirman que soy rara, francamente es un comentario que no me importa, más bien me divierte. Al parecer algunas de las cosas que se me ocurren tienden a divertir a otros, como en la última Navidad, que para nuestro clásico intercambio navideño en la oficina no se me ocurrió otra cosa que pedir en mi Wishlist, un taladro; entiendo que para mis compañeros no haya sido un pedido sencillo, es más creo que les compliqué la vida; seamos sinceros al parecer no fue un pedido muy femenino, como los que normalmente se piden en un intercambio de chicas. Pero francamente después de vivir casi año y medio sola, y harta de estar supeditada a la disponibilidad del tiempo de amigos, de mi hermano o de pagar por estos servicios para colgar un miserable cuadro, mover un maldito mueble o sencillamente un arreglo ridículo me pareció que podía aprovechar la fecha y pedirlo como regalo, de pronto Santa se animaba. Dos listas de intercambio, doble pedido y nada, al parecer era más complicado de lo que pensaba. En cambio, recibí un lindo pañuelo de Bali y una más linda vajilla navideña, pero mi taladro aún brillaba por su ausencia.
Francamente, no me animaba a comprarlo porque en el fondo no quería admitir que no tenía la más puta idea que como pedirlo, además la cosa esta tenía accesorios que ni siquiera sabía sus nombres para pedirlo. ¡Maldita ignorancia¡ unos cuantos sorbos y uno que otro bocado, mientras reviso varias páginas por internet para no pasar por ignorante cuando me animé a hacer la compra. ¡Por Dios! ¿Porque no me conformé pidiendo esa blusa de seda que tanto necesito? Mmmm…dice el video que debo asegurarme que el tamaño sea el adecuado y me asegure que sea portátil – esa cosa se ve grande y pesada para mis manitas – alucinaré que tengo mi propia metralleta. No te disperses Nory, quieres un taladro para ser más independiente y ahorrar algo de dinero. De este fin de semana no paso, será mi regalo de Navidad.
Soy suertuda Don Taladro llegó a casa en las manos de mi amiga Lucía, envuelto en un papel navideño y con un moño dorado, que aunque no quisiera lo volvió muy femenino; y no llegó sólo, llego con brocas y otros accesorios. ¡Menuda sorpresa! Mi expresión fantasmal revela todo, ya no solo era alegría sino también un reto, no tengo excusas, el regalo venía con profesora incluida y practicas garantizadas – yo y mi bocota - no queda otra, tendré que usarlo. ¡Presumido taladro, cual estrella rutilante retándome! Ay!! ¿Podré patear las fechas? esperaré un poco, aplicará la frase, ¡año nuevo, taladro nuevo! Bueno, bueno es momento de ser consecuente con lo que habló, el camino está despejado cinco cuadros esperan lucirse, y yo solo pienso.... pobre pared, pobres vecinos.
Nory
Ejercicio 1