domingo, 4 de julio de 2010

AL HURACAN FALTOSO


Dice el diccionario RAE que el término indolente aplica a una persona insensible y el término desconsiderada aplica a una persona que no tiene urbanidad y respeto.

Siempre es bien claro que cuando uno está fuera de casa o de su país, te vuelves más audaz y tienes todo el derecho de hacerlo, pero lo que no puedes hacer es involucrar a personas y mucho menos sin su permiso, pues resulta que hace una semana un huracán faltoso pasó por mi casa, y un buen día a vísperas de irse en una actitud coqueta invitó a mi casa y sin consultarmea un ser desconocido y ajeno, a un susobicho con actitud barata de galan latino que había acabado de conocer hacía unas horas en una tienda de cueros y que la única característica que tenía era que hablaba en lenguaje zalamero y a todas las frases agregaba el adjetivo calificativo de Reina, Belleza y Muñeca (horrorrrrrrrrrrrrrr). El galan latino terminó plácidamente sentado en mi comedor mientras coquetamente el Huracan Faltoso procedía a invitarle whisky etiqueta negra, (porque es bien sabido que el Huracan Faltoso sólo toma etiqueta negra).

La ira me ganaba pero mientras trataba de ver las tácticas a seguir (que incluía obviamente el abrir la puerta y botarlos a patadas) opté por hacerle recordar que tenía una reunión que no podía dejar de asistir porque era en su honor y a la cual yo asistiría más tarde. El huracan faltoso y el galan latino salieron de casa y cual sería mi sorpresa horas más tarde encontrármelos a ambos en mi reunión familiar; el como buen galán latino, al verme se acercó a saludarme eufóricamente como si fuera un íntimo amigo mio que no me veía en años, pero les cuento que al galan latino no le iba bien el whisky porque era el único que terminó borracho en la reunión (nótese no mareado sino borracho).

Mi ira ya calmada volvió a activarse y no me quedó otra cosa que advertirle a mi familia del extraño que teníamos en casa. Dueño y dueña de casa, tíos y demás estaban fastidiados y molestas mientras que el Huracan faltoso ponía su cara de cojuda Nr. 32 (ya la aprendí es versión mejorada de la Nr. 21 versión Nory) porque no entendía el porque de nuestro malestar mientras que el galan latino seguía bebiendo, comiendo, emborrachándose y queriendo ir a bailar. Yo por lo pronto, debido a mis ánimos (duelo) había optado por retirarme temprano de la reunión previa coordinación con el servicio de taxi regular (osea Mr. Agustine); pero cual sería mi sorpresa cuando el Huracan faltoso me solicitó (con la cara Nr. 32) que le cediera mi taxi al casual amigo borracho para que pueda llegar seguro a casa, obviamente ante semejante frescura me negué.

Puede parecer una payasada, pero que pasa cuando un huracan faltoso repite estas actitudes u otras parecidas en forma constante cada vez que arriba a tu casa y peor aún te expone a ciertos peligros, comentarios o te involucra en reuniones o actividades que no te da la gana de participar. Que pasa cuando las palabras, las charlas, advertencias, recomendaciones no son escuchadas por el Huracan Latino dado que solo escucha lo que quiere o le conviene escuchar. Pasa y pasó que esta bloguera harta de ser avasallada en su propia casa decide hacer pública esta queja al mundo a ver si al menos el factor verguenza la hace reaccionar y decide al fin dejarme en paz o también sencillamente no pase nada y solo me sirva de catarsis.

Como bien díría el Huracán Faltoso...¡Que tal soy yo¡

Nory

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